La realidad de la indigencia en Cuba: sobrevivir en medio de la crisis económica
En el centro de La Habana, José Fernández busca comida entre los desechos de un contenedor, una práctica que se ha vuelto necesaria para su supervivencia debido a la grave situación económica que atraviesa Cuba. Con una pensión mensual que apenas alcanza para cubrir una fracción del costo básico de alimentos, Fernández representa a un creciente grupo de personas que viven en condiciones precarias.
A pocos kilómetros, en Miramar, José Luis Balsinder comparte una historia similar. Exguardia de seguridad, ahora recorre largas distancias para buscar alimento en la basura ante la imposibilidad de cubrir sus necesidades básicas con su sueldo. Ambos casos ilustran cómo la mendicidad y la indigencia han aumentado tras años de crisis económica.
El debate público se intensificó luego de que la exministra de Trabajo y Seguridad Social, Marta Elena Feitó, afirmara que no existen mendigos reales en el país sino personas que buscan evadir impuestos, declaraciones que fueron duramente criticadas y llevaron a su renuncia. El presidente Miguel Díaz-Canel condenó sus palabras y reconoció la necesidad de enfrentar abiertamente los problemas sociales.
Según datos oficiales, cerca del 3 % de la población cubana se encuentra en situación de vulnerabilidad, con pensiones y salarios estatales muy por debajo del costo real de la canasta básica. Expertos independientes advierten que el uso de términos como “vulnerabilidad” o “conducta deambulante” oculta la verdadera dimensión de la pobreza sistémica que afecta al país y dificulta su abordaje efectivo.