La noche en que Ozzy Osbourne mordió un murciélago en pleno concierto
En plena gira promocional de su segundo álbum solista, Diary of a Madman (1981), Ozzy Osbourne ya se había distanciado de Black Sabbath y consolidaba su carrera en solitario con una reputación de artista excéntrico y provocador. Entre sus actos más recordados se encontraba la vez que mordió dos palomas vivas durante una reunión con ejecutivos discográficos en Los Ángeles.
Fue en este contexto cuando, en un concierto realizado en Iowa en 1982, un fan llamado Mark Neal lanzó un murciélago al escenario. Según relató el propio Neal, el animal había sido capturado por su hermano menor y estaba muerto al momento del show. Sin embargo, Ozzy confundió al mamífero con un objeto de goma y lo mordió, consumando así uno de los momentos más impactantes y recordados de la historia del rock.
El cantante describió en sus memorias la sensación desagradable que experimentó al instante: sintió un líquido cálido y un sabor repulsivo mientras la cabeza del murciélago se contraía dentro de su boca. Este episodio marcó para siempre su imagen como el “Príncipe de las tinieblas” y ejemplifica el carácter impredecible y extremo que definió gran parte de su carrera artística.