Europa y China reducen expectativas en diálogo comercial marcado por tensiones globales
Este jueves, en Pekín, altos representantes de la Unión Europea y China se reunieron para abordar temas comerciales, climáticos y geopolíticos, aunque las expectativas de avances concretos son bajas. Originalmente planificada para dos días, la cumbre se redujo a una jornada en un contexto global marcado por incertidumbre financiera, conflictos en Medio Oriente y Ucrania, y la amenaza persistente de aranceles estadounidenses.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, António Costa, se encontraron con el presidente chino Xi Jinping y el primer ministro Li Qiang para conmemorar los 50 años de relaciones entre ambas regiones. Durante las conversaciones, los líderes europeos plantearon preocupaciones sobre la posición de China respecto a la invasión rusa en Ucrania, el desequilibrio comercial entre China y la UE, así como aspectos relacionados con ciberataques, espionaje y derechos humanos en territorios como Tíbet, Hong Kong y Xinjiang.
El contexto se complica por la cautela europea para no tensar aún más las relaciones con Estados Unidos, lo que limita la posibilidad de una postura conjunta más firme hacia China. Además, pese a algunos gestos conciliatorios como la suspensión de sanciones contra legisladores europeos críticos con Beijing, China mantiene una actitud firme tras su experiencia con los aranceles impuestos por Washington durante la administración Trump.
Las diferencias económicas son notables: la UE enfrenta un déficit comercial significativo con China —alrededor de 300 mil millones de euros— y depende en gran medida de minerales estratégicos controlados por Beijing. También existen disputas sobre aranceles a vehículos eléctricos y restricciones comerciales recíprocas que afectan sectores clave. Pese a ello, ambas partes reconocen la importancia de sus vínculos comerciales para estabilizar la economía global y avanzar en objetivos climáticos comunes.