Nuevos dueños de O’Higgins: un grupo internacional con raíces en el fútbol y los negocios polémicos
La familia Abumohor, propietaria de O’Higgins por dos décadas, finalmente concretó la venta del club tras seis años de búsqueda de compradores que compartieran una visión a largo plazo. El equipo, que alcanzó importantes hitos deportivos y comerciales bajo su gestión, incluyendo un título nacional y la construcción del moderno complejo Monasterio Celeste, pasó a manos de un grupo inversor compuesto por argentinos y mexicanos.
El nuevo consorcio está integrado por Jorge Reina, exvicepresidente del club Gimnasia y Esgrima La Plata; Matías Ahumada, periodista con experiencia en Boca Juniors; Christian Bragarnik, representante argentino con una amplia cartera de futbolistas profesionales; y Jorgealberto Hank, empresario mexicano heredero del Grupo Caliente MX, conocido por su presencia en la industria de casinos y apuestas deportivas.
La inclusión de Bragarnik y Hank generó inquietud entre algunos hinchas debido a sus antecedentes empresariales. No obstante, desde la familia Abumohor se destaca que la oferta presentada fue considerada seria y alineada con un proyecto deportivo sostenible. La transacción se cerró en julio de 2025 por aproximadamente seis millones de dólares, cifra inferior a la inversión histórica realizada por los Abumohor en el club.
La historia de la familia Hank está marcada por una trayectoria empresarial consolidada en México, especialmente en Baja California. Jorgealberto Hank proviene de una familia con antecedentes políticos y controversias públicas vinculadas a su gestión en el sector de casinos y actividades deportivas. Su presencia en el fútbol mexicano incluye la propiedad y gestión de clubes como Xolos de Tijuana y Querétaro, además de enfrentar episodios polémicos relacionados con incidentes en partidos y regulaciones locales.
El vínculo entre Bragarnik y Hank ha facilitado la expansión del Grupo Caliente en el ámbito deportivo latinoamericano. Analistas señalan que esta alianza combina experiencia en representación de jugadores con inversiones estratégicas en clubes. Esta dinámica abre posibilidades para futuras transferencias entre clubes bajo este conglomerado.
Sin embargo, esta operación también ha reavivado el debate en Chile sobre posibles conflictos de interés derivados de la doble función de Bragarnik como representante de jugadores y accionista del club. El senador Matías Walker impulsa desde 2016 una legislación para regular las sociedades anónimas deportivas que busca precisamente evitar estas situaciones.
Los nuevos propietarios mantienen que su proyecto se basa en fortalecer la formación y promoción de futbolistas, aprovechando los activos del club como su infraestructura deportiva y base social. Mientras tanto, las autoridades legislativas continúan evaluando normativas para transparentar y regular este tipo de inversiones en el fútbol chileno.