Gaza enfrenta una crisis de hambre sin precedentes ante bloqueo y ofensiva israelí
En Gaza, la búsqueda diaria de alimentos se ha convertido en una lucha desesperada para miles de personas. Mustafa, un habitante del enclave, recorre durante horas las ruinas de la ciudad intentando encontrar algún producto básico como harina o lentejas, pero la escasez es tal que incluso quienes tienen dinero no logran adquirir comida suficiente para sus familias.
Esta situación crítica se debe a las restricciones impuestas por Israel desde marzo, que limitan severamente la entrada de ayuda humanitaria. Aunque se permite el ingreso limitado de suministros a través de organismos internacionales, gran parte de ellos queda estancada en la frontera debido a combates activos y dificultades logísticas. La ONU ha denunciado además que Israel apoya la distribución militarizada de ayuda mediante la Fundación Humanitaria de Gaza, lo que genera controversia sobre el uso político y estratégico de los recursos.
El Programa Mundial de Alimentos reporta que uno de cada tres habitantes pasa varios días sin comer, mientras que hospitales locales enfrentan falta de suplementos nutricionales esenciales para tratar a niños desnutridos y heridos. La clase media del enclave, que inicialmente pudo mitigar el impacto con ahorros y remesas, también está siendo arrastrada por la crisis alimentaria. Los precios exorbitantes y las comisiones bancarias impuestas por el cierre del sistema financiero agravan aún más la situación.
Los testimonios reflejan el dramático deterioro: familias enteras sobreviven con pequeñas raciones o agua salada para calmar el hambre. Mustafa, quien ha perdido casi la mitad de su peso corporal, expresa que si no mueren por bombardeos, lo harán por inanición. Esta realidad pone en evidencia las consecuencias humanitarias devastadoras del bloqueo y el conflicto prolongado en Gaza.