Complejidades internas y riesgos internacionales tras la decisión de Trump de atacar Irán
La madrugada del domingo, Estados Unidos llevó a cabo una operación militar contra instalaciones nucleares en Irán, en una acción que representa uno de los movimientos más audaces del gobierno estadounidense desde que Trump asumió la presidencia. La operación, conocida como “Operación Martillo de Medianoche”, involucró a siete bombarderos B-2 que volaron durante 18 horas sin ser detectados por los sistemas iraníes, según declaraciones militares.
El gobierno estadounidense afirmó que la ofensiva no busca declarar la guerra a Irán, sino neutralizar su programa nuclear. Sin embargo, expertos y analistas advierten que la medida aumenta el riesgo de una escalada en la región y podría poner en peligro a las tropas desplegadas en Medio Oriente. La decisión fue tomada sin consultar formalmente al Congreso ni solicitar apoyo internacional, lo que ha generado un intenso debate sobre su legalidad y constitucionalidad.
Internamente, el panorama para Trump es complejo. Aunque algunos líderes republicanos apoyaron rápidamente la operación, numerosos demócratas criticaron duramente la acción por considerarla unilateral y sin autorización previa. Líderes como Hakeem Jeffries y Chuck Schumer exigieron una votación para autorizar el uso de la fuerza, advirtiendo sobre las potenciales consecuencias de un conflicto mayor. La opinión pública también muestra escepticismo: una encuesta reciente revela que menos de la mitad de los estadounidenses aprueban acciones militares contra Irán en estas circunstancias.
Mientras tanto, figuras conservadoras como Tucker Carlson expresaron dudas sobre las justificaciones oficiales y alertaron sobre los riesgos de una guerra prolongada. En contraste, algunos líderes del Congreso, tanto republicanos como demócratas, han defendido la operación como una medida necesaria para frenar las ambiciones nucleares iraníes. La situación refleja las tensiones existentes entre la política exterior del gobierno y las responsabilidades legislativas del Congreso, además de abrir un debate sobre el uso del poder militar sin autorización formal.