Afganistán abre sus puertas al turismo pese a la incertidumbre internacional
En un contexto marcado por décadas de conflicto, Afganistán está experimentando un lento pero creciente flujo de turistas que llegan en avión, motocicleta, autocaravana e incluso bicicleta. El gobierno talibán, que tomó el poder hace más de tres años sin reconocimiento oficial internacional, promueve activamente el turismo como una vía para revitalizar la economía nacional.
Qudratullah Jamal, viceministro de Turismo, destacó que el pueblo afgano es hospitalario y que el sector turístico genera ingresos que pueden beneficiar a múltiples capas sociales. A pesar de las restricciones impuestas por los talibanes, especialmente hacia las mujeres, las visas turísticas se obtienen con facilidad y existen vuelos regulares desde centros internacionales como Dubái e Istanbul. En 2023, alrededor de 9.000 turistas extranjeros visitaron el país y en los primeros meses de 2024 ya sumaban casi 3.000.
Sin embargo, la situación sigue siendo compleja: ataques esporádicos continúan ocurriendo y las severas limitaciones a los derechos femeninos generan cuestionamientos éticos sobre la conveniencia de visitar Afganistán. Algunos viajeros reconocen estas dificultades pero argumentan que su presencia beneficia directamente a la población local y permite conocer de primera mano la realidad afgana.
El gobierno sostiene que el turismo no solo impulsa la economía sino que también fomenta intercambios culturales y fortalece relaciones internacionales. Jamal subrayó que esta apertura contribuye a crear entendimiento mutuo y confianza entre pueblos, además de aportar beneficios espirituales y políticos más allá del desarrollo económico.