Chile enfrenta dilema económico: la oportunidad de sumarse al BRICS frente a presiones geopolíticas
El grupo BRICS, conformado inicialmente por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, ha ampliado su alcance con la incorporación de nuevos países bajo la categoría “Estados Socios”, incluyendo naciones como Irán, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, además de países latinoamericanos como Cuba y Bolivia. Esta expansión convierte al BRICS+ en un bloque que representa más del 50% de la población mundial y cerca del 40% del PIB global.
Esta creciente influencia ofrece a Chile una plataforma para diversificar sus relaciones económicas y atraer inversiones en sectores estratégicos. Sin embargo, en el contexto actual existen voces dentro del gobierno chileno y su Cancillería que muestran reticencia a integrarse al grupo, influenciadas por preocupaciones geopolíticas y presiones externas, especialmente de Estados Unidos, que busca limitar la expansión del bloque.
Históricamente, Chile ha adoptado posturas alineadas con los intereses estadounidenses, lo que ha condicionado sus decisiones políticas y económicas. No obstante, expertos y sectores ciudadanos plantean que el país debería priorizar criterios pragmáticos y económicos al evaluar su inserción internacional. La colaboración con China y otros miembros del BRICS podría significar un impulso importante para la industrialización y el desarrollo sostenible de Chile.
El presidente Gabriel Boric ha confirmado su participación en la próxima cumbre del BRICS en Brasil, aunque desde la Cancillería se ha aclarado que esto no implica una adhesión inmediata. En paralelo, encuestas recientes indican un amplio respaldo ciudadano —con un 88% de aprobación— hacia la integración chilena en este bloque. Frente a este escenario, expertos instan a que Chile aproveche las oportunidades financieras y comerciales que ofrece el BRICS+, sin dejarse condicionar por presiones ideológicas o políticas externas.