Panamá logra reducir drásticamente el flujo migratorio en el Darién durante el primer año de José Raúl Mulino
José Raúl Mulino asumió la presidencia de Panamá el 1 de julio en medio de un récord en el flujo migratorio por la selva del Darién, que en 2023 superó los 500.000 cruces. Sin embargo, un año después, las cifras han descendido considerablemente, al punto que el mandatario declaró que “para todos los efectos prácticos, Darién está cerrado”.
Una de las primeras acciones de su gobierno fue la firma de un Memorando de Entendimiento con Estados Unidos para fortalecer la cooperación migratoria. Este acuerdo permitió iniciar vuelos de repatriación financiados inicialmente con seis millones de dólares por Washington. Desde agosto, se han realizado más de 50 vuelos para devolver a migrantes a países como Colombia, Ecuador e India, aunque la ausencia de acuerdos con Venezuela impide repatriar a ciudadanos venezolanos, mayoría en esta ruta.
Además de los vuelos, Panamá reforzó el control en las trochas con alambrados para canalizar el tránsito y generó un ambiente disuasorio que provocó una disminución notable del flujo migratorio. La política estadounidense también influyó: la llegada de Donald Trump y sus estrictas medidas antimigratorias redujeron aún más el interés por cruzar hacia Norteamérica.
Los datos oficiales reflejan esta tendencia: mientras en enero cruzaron casi 2.300 personas, en junio apenas se registraron 10 cruces. Este descenso contrasta con años anteriores donde solo en abril se contabilizaban decenas de miles. El cierre del albergue humanitario en Lajas Blancas y la paralización del negocio local de transporte fluvial evidencian el impacto social y económico que ha tenido esta reducción migratoria en comunidades como Bajo Chiquito.