Chile frente a nuevas amenazas virales: la urgencia de ratificar el Acuerdo de Pandemias
La aparición constante de amenazas sanitarias globales pone en evidencia la vulnerabilidad mundial ante futuras pandemias. Recientemente, China reportó un nuevo coronavirus capaz de utilizar el receptor ACE2 humano, similar al SARS-CoV-2, mientras que la Organización Mundial de la Salud (OMS) continúa vigilando nuevas variantes del COVID-19, como la NB.1.8.1. Además, la gripe aviar emerge como un riesgo latente que no debe ser subestimado.
En este contexto, Chile enfrenta el desafío de consolidar su liderazgo regional mediante la pronta ratificación del Acuerdo de Pandemias, un tratado internacional aprobado por la OMS en mayo pasado tras tres años de negociaciones. Este acuerdo establece un marco integral para mejorar la respuesta global ante emergencias sanitarias, incluyendo mecanismos para garantizar que al menos el 20% de la producción mundial de vacunas durante crisis sea gestionada por la OMS y que un 10% se destine a países vulnerables.
Un análisis reciente realizado por la Organización Panamericana de la Salud, que examinó planes nacionales en 35 países americanos, reveló serias deficiencias en aspectos clave como salud pública, logística y capacidades investigativas. Aunque Chile tuvo una respuesta destacada durante la pandemia del COVID-19, aún requiere fortalecer estos pilares para estar mejor preparado ante futuras amenazas.
El Acuerdo respeta plenamente la soberanía nacional y no otorga poderes supranacionales a la OMS; sin embargo, promueve cooperación en vigilancia epidemiológica, transferencia tecnológica y financiamiento coordinado para investigación. Para América Latina, este instrumento representa una oportunidad para avanzar hacia una mayor justicia sanitaria y equidad en el acceso a recursos críticos.
Desde el Centro de Investigación de Resiliencia a Pandemias (CRP) de la Universidad Andrés Bello se enfatiza que invertir en preparación es fundamental para evitar nuevas crisis sanitarias. La comunidad científica chilena está preparada para contribuir activamente a los objetivos globales del Acuerdo y fortalecer así la seguridad sanitaria regional y mundial.
Ante esta realidad, las autoridades chilenas deben actuar con prontitud para ratificar el Acuerdo y consolidar las lecciones aprendidas durante la pandemia del COVID-19 en acciones concretas que protejan a toda la población frente a futuras amenazas virales.