Impactos del aumento del salario mínimo y la reducción de la jornada laboral en el empleo chileno
Este domingo, Jeannette Jara, candidata del Partido Comunista y exministra del Trabajo, ganó las primarias de la coalición gobernante y se posicionó como la carta presidencial para las elecciones de noviembre. Su campaña ha puesto énfasis en las políticas laborales implementadas durante su gestión, especialmente el aumento del salario mínimo a 500 mil pesos y la aprobación de la Ley de 40 horas, proponiendo ahora un nuevo incremento hasta un “salario vital” de 750 mil pesos.
Sin embargo, analistas económicos alertan que estas medidas, aunque bien intencionadas, han tenido efectos adversos sobre el mercado laboral. Desde la implementación de estos cambios, la tasa de desempleo ha aumentado significativamente, pasando de un promedio de 6,9% entre 2010 y 2019 a un 8,9% en el último trimestre reportado. Esto representa aproximadamente 166 mil personas adicionales sin empleo y un total estimado de 1,4 millones de desempleados reales.
El incremento del salario mínimo y la reducción de horas laborales han elevado los costos para los empleadores, lo que dificulta la contratación, especialmente para trabajadores con menor capacitación o experiencia. Este fenómeno ha generado una menor creación de empleo y ha afectado negativamente la recuperación económica postpandemia. Además, se observa un aumento en la pobreza debido a que más familias han perdido ingresos laborales esenciales.
Este debate no es exclusivo de Chile; incluso en Estados Unidos, la Corte Suprema cuestionó leyes similares por considerar que limitan el derecho del trabajador a disponer libremente de su capacidad laboral. En síntesis, aunque las políticas defendidas por Jara buscan mejorar las condiciones laborales, sus consecuencias sobre el empleo y la economía requieren un análisis cuidadoso para evitar efectos contraproducentes.