Militares chilenos implicados en red de narcotráfico en la frontera norte
La investigación que destapó una red de narcotráfico integrada por militares activos del Ejército chileno ha puesto en alerta a las autoridades y a la opinión pública. El sargento Cristián Alejandro Díaz Silva, destacado en la Segunda Brigada Acorazada “Cazadores” en Tarapacá, es señalado como líder de una organización que trasladaba cocaína y pasta base desde la frontera norte hasta Santiago, utilizando vehículos con dobles fondos y rutas sofisticadas.
Las pesquisas revelaron que Díaz y otros siete uniformados realizaban frecuentes viajes a la capital, donde se entregaba la droga a narcotraficantes civiles. La Fiscalía Regional de Tarapacá destacó que la estructura criminal estaba jerarquizada y empleaba medios institucionales, lo que evidencia un intento de infiltración profunda del crimen organizado en las Fuerzas Armadas. Además, la esposa del sargento habría actuado como financista del grupo.
Este caso ha reavivado los temores sobre los riesgos que implica asignar tareas policiales y de control fronterizo a los militares, quienes desde febrero de 2023 patrullan una zona marcada por tráfico de migrantes, contrabando y drogas procedentes principalmente de Bolivia. La ministra de Defensa, Adriana Delpiano, reconoció ante el Congreso que esta nueva interacción con población civil expone a los uniformados a tentaciones y riesgos inéditos.
En respuesta, las Fuerzas Armadas han incrementado los controles internos, incluyendo test aleatorios antidrogas y entrenamiento con perros detectores. Asimismo, se discuten reformas legales para fortalecer las capacidades de inteligencia militar y permitir vigilancias más amplias dentro del personal. Paralelamente, legisladores proponen crear una “Policía Militar de Fronteras” para profesionalizar el control en zonas limítrofes y aeropuertos, evitando que los militares asuman funciones para las cuales no están preparados.