América Latina: Una región comprometida con la paz y libre de armas nucleares
En un contexto global marcado por la proliferación nuclear en diversas potencias, América Latina se distingue por su firme postura en contra del desarrollo y la tenencia de armas atómicas. Ningún país latinoamericano cuenta con armamento nuclear, una realidad que responde a decisiones políticas y acuerdos multilaterales construidos durante décadas.
El punto de inflexión para esta postura regional fue la crisis de los misiles en Cuba en 1962, cuando la instalación de misiles soviéticos en la isla generó una tensión internacional sin precedentes. Este evento impulsó a varios países latinoamericanos a buscar mecanismos para evitar que conflictos similares se repitieran en el continente. La propuesta brasileña de declarar a América Latina como zona libre de armas nucleares fue clave para iniciar este proceso.
En 1967, se firmó el Tratado de Tlatelolco, pionero a nivel mundial, que prohíbe el desarrollo, adquisición y prueba de armas nucleares en toda América Latina y el Caribe. México jugó un papel fundamental en la promoción y liderazgo del tratado, que entró en vigor dos años después. Por su contribución al desarme nuclear regional, el diplomático mexicano Alfonso García Robles fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 1982.
A pesar de la resistencia inicial de países como Brasil y Argentina, que mantuvieron programas nucleares con posibles aplicaciones militares bajo cierto secretismo, ambos renunciaron a desarrollar armas nucleares y se integraron plenamente al tratado a principios de los años 90. Además, factores como la ausencia de rivalidades interestatales intensas y los elevados costos técnicos y económicos asociados al desarrollo nuclear han reforzado esta cultura pacifista en la región.