Ataques israelíes impactan significativamente el programa nuclear de Irán, pero ¿pueden detenerlo por completo?
En una serie de ataques coordinados, Israel dirigió golpes precisos contra instalaciones nucleares en Irán, incluyendo la principal planta en Natanz. Estas acciones buscan frenar el avance del programa nuclear iraní, que desde 2018 ha progresado rápidamente tras la salida de Estados Unidos del acuerdo internacional. Aunque las bombas destruyeron parte de la infraestructura superficial y dañaron sistemas eléctricos y de respaldo, expertos señalan que las áreas subterráneas, donde se concentra la mayor parte del enriquecimiento, permanecen protegidas.
Según informes de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), no se registraron aumentos en los niveles de radiación ni daños en las secciones enterradas. Sin embargo, la pérdida de energía podría afectar a los centrifugadores en funcionamiento, lo que retrasaría los esfuerzos de enriquecimiento. Algunos analistas estiman que estos golpes podrían retrasar el desarrollo de armas nucleares iraníes por aproximadamente un año.
Las autoridades israelíes han declarado que continuarán con estas operaciones hasta lograr eliminar la amenaza nuclear iraní. La estrategia parece centrarse en destruir componentes críticos y sabotear la producción de centrifugas, además de limitar el acceso a instalaciones clave como Fordo. Aunque el ataque al complejo subterráneo en Fordo sería más difícil sin bombas especiales, expertos creen que Israel puede seguir afectando la infraestructura eléctrica y operativa para ralentizar el proceso iraní.
En conclusión, si bien los ataques han causado daños importantes y retrasos en el programa nuclear iraní, no parecen ser suficientes para detenerlo por completo. La comunidad internacional continúa observando con atención las repercusiones y las posibles futuras acciones militares en la región.