Aumentan las tensiones en la frontera de Armenia con Azerbaiyán y avivan el temor a un conflicto armado
La frontera entre Armenia y Azerbaiyán continúa siendo escenario de incidentes que incrementan la incertidumbre en la región del Cáucaso. Cada noche, residentes del pequeño pueblo de Khnatsakh reportan escuchar disparos provenientes de posiciones militares azeríes, en medio de acusaciones cruzadas y una tensión que parece no ceder.
Desde hace meses, los intercambios de fuego en la zona han aumentado, aunque sin registrar víctimas mortales hasta ahora. Azerbaiyán niega estar realizando ataques y acusa a Armenia de incumplir el cese al fuego, mientras que ambas naciones mantienen una postura de rechazo a las provocaciones. La cercanía de las tropas y las declaraciones beligerantes del gobierno azerí, incluido el discurso del presidente Ilham Aliyev, alimentan los temores de un conflicto mayor.
El conflicto en el Caucaso ha sido una fuente constante de inestabilidad desde la década de 1990, especialmente tras la recuperación territorial por parte de Azerbaiyán en Nagorno-Karabaj en 2020. La situación actual se agrava por las demandas de Azerbaiyán para establecer un corredor a través de la provincia de Syunik, en Armenia, lo que podría afectar las rutas comerciales y la seguridad regional. Expertos advierten que, si bien un estallido generalizado no es inevitable, las escaramuzas localizadas podrían convertirse en una estrategia para presionar a Armenia.
Mientras tanto, los habitantes de la zona permanecen en alerta y con sentimientos encontrados entre el temor y la esperanza de una solución pacífica. La comunidad internacional sigue vigilando con atención los movimientos en esta zona clave, consciente del impacto que un conflicto podría tener sobre la estabilidad regional y las energías estratégicas que atraviesan la región.