Bolivia enfrenta grave crisis económica y debate urgente préstamos para evitar default
Bolivia atraviesa una de las peores crisis económicas de las últimas décadas, caracterizada por una inflación que alcanzó el 18,5% en mayo y una aguda escasez de dólares que ha limitado la importación de combustibles y otros bienes esenciales. Ante esta situación, el Senado boliviano debate con urgencia la aprobación de 16 créditos externos que suman un total de US$ 1.800 millones, buscando estabilizar las finanzas públicas y evitar un posible incumplimiento de deuda.
El deterioro económico se ha profundizado debido al colapso del sector gasífero, tradicionalmente el principal motor de divisas para Bolivia. La reducción significativa en las exportaciones de gas hacia Argentina y Brasil, causada por falta de inversión y reservas costosas, ha transformado al país en un importador neto de energía. Esta realidad ha tensionado aún más las finanzas estatales y provocado un aumento generalizado del costo de vida, lo que ha generado protestas sociales y descontento ciudadano.
En este contexto, el presidente Luis Arce ha señalado que la normalización dependerá en gran medida de la aprobación rápida de los créditos pendientes, tras superar fricciones internas en el partido oficialista. Por su parte, la oposición ha mostrado cierta disposición a respaldar estos préstamos ante la gravedad del escenario económico y la proximidad de las elecciones presidenciales.
Los efectos de la crisis boliviana trascienden sus fronteras. En Chile, se observa una disminución del 9% en las ventas mayoristas en la Zona Franca de Iquique durante 2024, consecuencia directa de la caída del poder adquisitivo boliviano y la escasez de divisas. Además, las autoridades chilenas han manifestado preocupación por un posible aumento en el flujo migratorio irregular desde Bolivia, lo que llevó a firmar un protocolo bilateral para gestionar esta situación.