Cinco acciones menos conocidas de la ONU que impactan en Chile y el mundo
La ONU, creada tras la Segunda Guerra Mundial, ha desarrollado una amplia gama de actividades que van mucho más allá de las resoluciones y misiones conocidas públicamente. Su trabajo abarca desde la atención a víctimas de violencia basada en género hasta esfuerzos por desminar territorios afectados por conflictos y facilitar la integración social de refugiados.
Uno de los ámbitos menos visibles pero críticos es el apoyo a mujeres y niñas afectadas por violencia y extremismo. En Chad, por ejemplo, el Fondo de Población de la ONU administra programas para rehabilitar a víctimas, ayudándolas a recuperar su autonomía mediante atención médica y capacitación laboral. Esto permite que muchas logren insertarse en sus comunidades y construir un futuro digno.
Asimismo, la agencia también impulsa procesos de integración para refugiados en países como México. Desde 2016, más de 50 mil personas han accedido a oportunidades laborales y educativas, con el respaldo del sector privado y del gobierno mexicano. Este tipo de iniciativas fomentan la estabilidad social y ofrecen vías legales para la ciudadanía a quienes huyen de conflictos armados.
El trabajo postconflicto también es prioritario para la ONU. La labor del Servicio de Acción contra Minas busca eliminar peligros invisibles que aún amenazan a comunidades años después del fin de los enfrentamientos, logrando reducir significativamente las muertes y lesiones ocasionadas por explosivos sin detonar. En países como Siria o Camboya, estas acciones salvan vidas y promueven la recuperación.
Finalmente, programas especializados en empoderamiento femenino y salud reproductiva en campamentos de refugiados y comunidades vulnerables demuestran cómo la ONU promueve derechos humanos fundamentales. Iniciativas como clases de defensa personal para jóvenes o campañas educativas con líderes religiosos contribuyen a disminuir tasas de mortalidad materna y mejorar el acceso a información vital.