Debate global sobre la minería en el fondo del océano ante posible autorización en Estados Unidos
La discusión sobre la explotación minera en el lecho marino ha escalado a nivel internacional con la inminente decisión del gobierno de Estados Unidos de otorgar una licencia a la empresa canadiense The Metals Company para operar en el Pacífico. Este movimiento ha provocado reacciones encontradas entre actores ambientales, corporativos y financieros, que analizan los riesgos y beneficios de extraer minerales en zonas ubicadas a más de 4.000 metros de profundidad.
En estos fondos oceánicos descansan nódulos ricos en manganeso, níquel, cobalto y cobre, elementos esenciales para la fabricación de baterías eléctricas y componentes de transmisión energética. La empresa TMC, pionera en minería submarina, busca convertirse en la primera en obtener permisos para extraer estos recursos en aguas internacionales, con apoyo del exmandatario Donald Trump. Sin embargo, su iniciativa enfrenta resistencia por parte de organizaciones ecologistas y algunos actores del sector privado.
Grupos como WWF han formado coaliciones para oponerse a esta actividad, argumentando que aún no hay suficiente evidencia científica sobre su impacto ambiental. Grandes firmas automotrices como Renault, BMW, Volkswagen y Volvo, además de tecnológicas como Apple y Google, han manifestado su rechazo a financiar o participar en minería en fondos marinos. A pesar de ello, algunas empresas mineras internacionales y gigantes tecnológicos mantienen una postura cautelosa, solicitando estudios científicos más concluyentes antes de avanzar.
Mientras tanto, instituciones financieras y organizaciones como IRMA han adoptado posturas prudentes o restrictivas respecto a la inversión y participación en actividades mineras submarinas. La incertidumbre sobre los riesgos ambientales, sociales y económicos continúa generando debates políticos y éticos que influirán en las futuras decisiones regulatorias a nivel global.