Desafíos y controversias en el proyecto del tren Lima–Chosica frente al avance ferroviario chileno
El contraste entre el desarrollo ferroviario de Chile y la situación en Perú es evidente. En Chile, desde enero de 2024, se opera un servicio expreso entre Santiago y Curicó con trenes BMU de alta velocidad que alcanzan hasta 160 km/h, ofreciendo comodidad y tecnología avanzada a sus pasajeros. Autoridades chilenas destacaron este avance como un hito en el transporte nacional.
Por otro lado, la Municipalidad de Lima, bajo la gestión del alcalde Rafael López Aliaga, intenta poner en marcha una línea ferroviaria entre Lima y Chosica utilizando 45 vagones y 10 locomotoras retirados del sistema Caltrain de California, Estados Unidos. Este proyecto ha generado múltiples críticas debido a los elevados costos logísticos que superan los 224 millones de dólares, la antigüedad y deterioro de los trenes, así como la falta de estudios técnicos y ambientales actualizados.
Además, incidentes como el descarrilamiento de uno de los vagones durante su traslado han aumentado las dudas sobre la viabilidad del proyecto. El Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) ha señalado que no se puede operar sin estudios adecuados ni homologación técnica. La tensión entre el municipio limeño y el MTC ha escalado hasta convocar una mesa técnica multisectorial para abordar estas discrepancias.
Asimismo, comunidades vulnerables cercanas a las vías férreas, como Gambetta Alta en Callao, expresan preocupación por la falta de medidas de seguridad y ausencia de planes sociales para mitigar riesgos. La Autoridad de Transporte Urbano (ATU) y la Contraloría peruana también han manifestado reservas sobre las condiciones actuales del material rodante y la infraestructura.