Día Mundial contra la Desertificación: expertos advierten que el cambio climático intensificará las sequías en Chile
El 17 de junio se celebra a nivel global el Día Mundial de la Lucha contra la Desertificación y la Sequía, una iniciativa impulsada por Naciones Unidas para visibilizar una crisis ambiental que afecta a millones en todo el mundo. En Chile, donde la sequía ha sido una problemática persistente durante más de una década, los expertos coinciden en que las lluvias recientes no representan una solución definitiva.
Según datos internacionales, más del 70% de las tierras libres de hielo han sido alteradas por actividades humanas, y si esta tendencia continúa, para 2050 esa cifra podría alcanzar el 90%. La degradación ambiental obliga a millones a abandonar sus hogares cada año, evidenciando la gravedad del fenómeno. Aunque las precipitaciones del inicio del invierno han ayudado a aliviar parcialmente los niveles de déficit hídrico en algunas regiones, como la Metropolitana y O’Higgins, otras áreas como Coquimbo aún enfrentan déficits importantes.
Expertos nacionales advierten que estos episodios lluviosos no modifican la tendencia estructural. El climatólogo Raúl Cordero señala que el cambio climático implica menos precipitaciones en general y que es probable que los años secos se vuelvan más frecuentes. La directora del Observatorio Climático de la Universidad San Sebastián, Paula Santibáñez, agrega que las lluvias ayudan a limpiar la atmósfera y reducir episodios de mala calidad del aire, aunque estos efectos son temporales y no solucionan la crisis hídrica.
La sobreexplotación de recursos, expansión agrícola y deficiente planificación territorial agravan la situación. Los expertos coinciden en que enfrentar esta crisis requiere acciones integrales como fortalecer la protección del bosque nativo, mejorar infraestructura hídrica y promover una gestión responsable del agua. Además, llaman a la participación activa del sector privado para implementar medidas sostenibles y eficientes en el uso del recurso.
En conclusión, Chile debe adoptar un enfoque multidimensional que combine conservación ecológica, innovación tecnológica y gobernanza efectiva para frenar la desertificación y adaptarse a los efectos del cambio climático.