Doce días de guerra en Teherán: la vida cotidiana bajo el temor y la incertidumbre
Durante doce días consecutivos, la capital iraní se vio envuelta en una atmósfera de tensión y silencio interrumpido solo por el estruendo de las explosiones. En sus hogares, los residentes permanecían despiertos, atentos a las noticias televisivas sobre el conflicto entre Irán e Israel.
Las imágenes capturadas por un fotógrafo independiente, obtenidas fuera del país y publicadas bajo condición de anonimato para proteger su seguridad, reflejan el contraste entre la rutina cotidiana y el caos generado por los ataques aéreos y las defensas antimisiles. Mientras Israel buscaba desactivar las instalaciones nucleares iraníes, Irán respondía con bombardeos contra objetivos israelíes, en un intercambio que dejó a gran parte de Teherán oscura y evacuada.
Quienes permanecieron en la ciudad enfrentaron noches marcadas por el sonido cercano de explosiones y alertas de evacuación. La vida diaria se transformó: cenas acompañadas por noticias constantes, estudiantes afectados por cortes de internet que complicaban sus exámenes finales y familias refugiadas que temían tanto a los ataques como a posibles detenciones. La experiencia de Sara, una niña afgana refugiada en Irán, simboliza esta doble incertidumbre.
El ambiente sombrío también se reflejó en daños materiales visibles en edificios residenciales y comercios, mientras que los ciudadanos buscaban refugio en estaciones de metro o permanecían en sus casas con luces apagadas. El final del conflicto trajo un cese al fuego, pero dejó una ciudad marcada por la destrucción física y emocional.