Estados Unidos impulsa el sistema antimisiles ‘Domo Dorado’ para reforzar su defensa espacial
En mayo, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, presentó el plan para desarrollar un sistema avanzado de defensa antimisiles denominado ‘Domo Dorado’. Este proyecto busca crear una red de satélites capaz de detectar, rastrear e interceptar misiles lanzados desde la Tierra o el espacio que representen una amenaza para el territorio estadounidense.
Con un presupuesto inicial estimado en 175.000 millones de dólares, el programa está bajo la supervisión del general Michael Guetlein, director principal designado por Trump. El mandatario señaló que espera que el sistema esté operativo para enero de 2029, al término de su segundo mandato. Trump destacó que esta iniciativa supera en tecnología a sistemas previos como el ‘Domo de Hierro’ israelí y recordó intentos similares durante la administración Reagan.
Sin embargo, expertos y organismos oficiales han advertido sobre la complejidad técnica y financiera del proyecto. La Oficina de Presupuesto del Congreso estadounidense proyectó que el costo total podría alcanzar hasta 831.000 millones de dólares en dos décadas. Además, especialistas señalan que muchas tecnologías requeridas aún no existen y que desplegar una red satelital tan sofisticada representa un desafío sin precedentes.
El Domo Dorado busca responder a amenazas emergentes como misiles hipersónicos y sistemas de bombardeo orbital fraccionado, que son capaces de evadir defensas convencionales debido a su velocidad, maniobrabilidad y trayectorias impredecibles. En este contexto, se pretende complementar la actual red satelital infrarroja con sensores avanzados y interceptores espaciales para neutralizar ataques antes de que alcancen suelo estadounidense.
No obstante, el desarrollo del Domo Dorado ha generado tensiones internacionales. Potencias como China han expresado su rechazo al considerar que este tipo de sistemas pueden fomentar una carrera armamentista en el espacio y podrían emplearse con fines ofensivos más allá de la defensa. Desde Pekín, se instó a Estados Unidos a desistir del proyecto para evitar desestabilizar la seguridad global.