La importancia de la educación digital y financiera para proteger a los adultos mayores
La población chilena está envejeciendo rápidamente: según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), el porcentaje de personas mayores de 65 años ha aumentado del 6,6% en 1992 a un 14% en 2024. Esta realidad plantea un desafío fundamental: ¿estamos equipando adecuadamente a los adultos mayores para enfrentar esta etapa con autonomía y seguridad?
Una barrera significativa es la brecha digital, que no solo limita el acceso a servicios esenciales sino que también incrementa la vulnerabilidad frente a fraudes. Pablo Bascur, coach financiero, destaca tres preocupaciones frecuentes entre quienes superan los 60 años: el temor a cometer errores irreversibles en plataformas digitales, la pérdida de privacidad y, especialmente, ser víctimas de estafas financieras. Estos temores son fundados, dado que los adultos mayores suelen tener ahorros acumulados y menor familiaridad con las tácticas digitales utilizadas por ciberdelincuentes.
Para abordar esta problemática, Carmen Gloria Góngora, cofundadora de LifeGoApp, resalta que la educación financiera y digital es clave para revertir la exclusión y proteger el patrimonio. En un contexto donde la mayoría de los trámites y productos financieros se gestionan en línea, adquirir estas competencias no es un lujo sino una necesidad básica. Además, estudios como el realizado por NeuroTracker evidencian que con el apoyo adecuado, las personas mayores pueden desarrollar habilidades tecnológicas y cognitivas al nivel de adultos jóvenes.
Más allá de brindar autonomía económica, esta formación contribuye al bienestar emocional al facilitar la conexión con familiares y comunidades, reduciendo la dependencia. Góngora propone diez recomendaciones para fortalecer la seguridad financiera y digital en la vejez, incluyendo elaborar presupuestos mensuales, ahorrar regularmente, usar contraseñas seguras, desconfiar de ofertas sospechosas, familiarizarse con aplicaciones bancarias y participar en talleres especializados.
En definitiva, invertir en educación digital y financiera para los adultos mayores es una estrategia fundamental para promover su dignidad, inclusión social y calidad de vida en una sociedad cada vez más digitalizada.