Lula asume la presidencia de los BRICS en medio de desafíos globales y regionales
Río de Janeiro se convirtió en el epicentro de la diplomacia internacional durante la 17ª Cumbre de los BRICS, que reunió a jefes de Estado y gobierno de más de 20 países bajo estrictas medidas de seguridad. El evento, celebrado en el Museo de Arte Moderno (MAM) del Aterro do Flamengo, contó con un despliegue sin precedentes que incluyó aviones de combate y bloqueos viales, reflejando la importancia estratégica del encuentro.
El bloque BRICS, inicialmente conformado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica desde 2010, ha ampliado su membresía a once países emergentes que representan cerca del 39% del PIB mundial y el 49% de la población global. Esta expansión refleja el creciente peso económico y político del grupo frente a potencias tradicionales como el G7.
Sin embargo, la cumbre enfrenta desafíos significativos. La ausencia del presidente ruso Vladímir Putin, quien participó por videoconferencia debido a una orden de arresto internacional, y la no presencia del presidente chino Xi Jinping, reemplazado por el primer ministro Li Qiang, marcaron un tono particular en las negociaciones. Expertos señalan que estas ausencias afectan la fuerza simbólica y política del bloque, además de reflejar tensiones internas y prioridades divergentes.
Como anfitrión y presidente rotativo del bloque por cuarta vez, Luiz Inácio Lula da Silva destacó durante el evento la necesidad de fortalecer el multilateralismo y el libre comercio para promover un mundo multipolar más equitativo. Entre las prioridades brasileñas se encuentran la reforma del Consejo de Seguridad de la ONU para incluir a nuevos miembros emergentes, el combate al cambio climático con un enfoque en financiamiento estructural, y la regulación conjunta de la inteligencia artificial para evitar monopolios tecnológicos.
La cumbre también abordó temas críticos como la reciente escalada militar en Medio Oriente tras ataques a Irán, país que se incorporó al bloque este año. Los BRICS expresaron preocupación por estas acciones que violan el derecho internacional, aunque las posturas divergentes entre sus miembros complican una respuesta unificada.
En términos políticos internos para Brasil, analistas coinciden en que aunque Lula pueda mejorar su imagen internacional como líder regional y anfitrión exitoso, el impacto doméstico será limitado debido a la polarización política vigente y los desafíos económicos que enfrenta su gobierno. No obstante, sectores empresariales ven oportunidades en la ampliación del financiamiento mediante el banco BRICS y en la apertura de nuevos mercados para productos agrícolas brasileños.