PUNTOUNO

Este semana, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) podría formalizar un acuerdo que establezca que los países miembros destinen al menos el 5% de su producto interno bruto (PIB) a gastos militares. Sin embargo, la implementación de esta meta no será uniforme para todos los integrantes del bloque.

España logró un acuerdo con la alianza para quedar exenta del cumplimiento estricto del objetivo del 5%, mientras que Estados Unidos ha manifestado que dicha cifra no debería aplicarse a su economía, sino solo a sus aliados. El primer ministro español, Pedro Sánchez, anunció que el texto final del comunicado del cumbre eliminó la referencia universal a “todos los aliados”, lo que genera dudas sobre las exigencias hacia otros países como Bélgica, Canadá, Francia e Italia.

El incremento en el gasto busca no solo aumentar las partidas destinadas a defensa pura hasta un 3.5% del PIB, sino también fortalecer infraestructuras y capacidades para responder a ciberataques y amenazas híbridas. La meta más ambiciosa representa un reto importante para muchas naciones, incluyendo a España, que actualmente destina solo un 1.28% de su PIB a Defensa.

El contexto geopolítico actual, marcado por la guerra en Ucrania y las tensiones con Rusia, impulsa a los países europeos a aumentar sus inversiones militares. La Unión Europea considera que una inversión de al menos 3% del PIB es necesaria para garantizar una defensa efectiva frente a posibles agresiones. La fecha límite propuesta para cumplir con estos objetivos es 2032, aunque algunos países prefieren extender ese plazo hasta 2035.

A pesar de los avances en compromisos militares, todavía existen desafíos internos y políticos en varios países miembros. La situación en España, con presiones internas y escándalos de corrupción, añade complejidad al proceso de incremento presupuestario. La decisión final del bloque podría marcar un paso decisivo en la cooperación militar transatlántica y en la respuesta conjunta ante amenazas globales.