Países de Europa del Este reintroducen minas terrestres ante amenazas de Rusia
En respuesta al aumento de las amenazas provenientes de Rusia, diversas naciones del este europeo planean reinstalar minas terrestres en sus fronteras como parte de una estrategia para fortalecer su seguridad. Esta medida refleja la inquietud por la estabilidad en el flanco oriental de la OTAN tras la invasión rusa a Ucrania iniciada en febrero de 2022.
El presidente ucraniano, Volodimyr Zelensky, firmó un decreto para que Ucrania se retire formalmente de la Convención de Ottawa, que prohíbe el uso, producción y almacenamiento de minas antipersona. Esta decisión debe ser ratificada por el Parlamento y comunicada a Naciones Unidas para su plena vigencia. Ucrania justifica esta acción en la necesidad prioritaria de proteger a su población y territorio frente a las agresiones rusas.
Además de Ucrania, Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania y Polonia —todos miembros de la OTAN y fronterizos con Rusia o Bielorrusia— han anunciado su salida del tratado internacional firmado en 1997. Mientras tanto, Noruega mantiene su adhesión al acuerdo pese a compartir frontera con Rusia.
Estos países han invertido previamente en sistemas como vallas, vigilancia avanzada y contingentes militares para reforzar sus límites territoriales. La reintroducción de minas terrestres se suma a estas medidas con el objetivo de disuadir posibles ataques mediante un daño significativo al adversario. Sin embargo, expertos advierten sobre los riesgos humanitarios y ambientales que implican estas armas, que pueden afectar a civiles mucho tiempo después de un conflicto. La preocupación también se extiende a la posibilidad de un ataque ruso dentro del territorio aliado, lo que ha llevado a los países a considerar una amplia gama de defensas fronterizas adicionales.