Senado de EE.UU. debate intensamente proyecto de ley fiscal y recortes impulsado por Trump
El Senado de Estados Unidos se encuentra inmerso en una sesión maratónica que se extiende hasta la madrugada del martes, mientras los líderes republicanos intentan consolidar respaldo para un ambicioso proyecto de ley que contempla recortes fiscales y reducciones en el gasto público propuesto por el presidente Donald Trump. Este proceso está marcado por una serie de enmiendas, principalmente impulsadas por los demócratas, que buscan bloquear la iniciativa.
El líder de la mayoría en el Senado, John Thune, ha intentado mediar entre las diversas facciones dentro del partido republicano: por un lado, quienes temen que los recortes a Medicaid afecten a millones de personas sin acceso a atención médica; y por otro, el ala más conservadora que exige reducciones aún más profundas para controlar el creciente déficit fiscal generado por las rebajas tributarias. Sin embargo, el consenso parece esquivo y el avance es incierto.
Por su parte, el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, advirtió sobre posibles dificultades cuando el proyecto regrese a la Cámara baja para su aprobación final, instando a mantener el texto lo más cercano posible al aprobado previamente por esa instancia. Mientras tanto, figuras clave dentro del Senado como Lisa Murkowski y Susan Collins expresan reservas sobre los recortes en salud y han intentado modificar aspectos relacionados con hospitales rurales y programas sociales sin éxito total hasta ahora.
El proyecto contempla recortes impositivos por aproximadamente 4.5 billones de dólares y reducciones significativas en programas como Medicaid y cupones alimentarios, además de una inversión considerable en seguridad fronteriza financiada parcialmente con nuevas tasas a inmigrantes. Análisis independientes alertan que esta ley podría aumentar el número de estadounidenses sin seguro médico en casi 12 millones para 2034 y elevar el déficit federal en más de 3 billones durante la próxima década. En medio de estas tensiones, los demócratas utilizan tácticas dilatorias para obstaculizar la aprobación mientras el reloj avanza hacia la fecha límite impuesta por Trump para el próximo viernes.