Tensión en el Estrecho de Ormuz genera alarma global por posible cierre y efectos en Chile
El Estrecho de Ormuz, paso estratégico entre Omán e Irán, continúa siendo una zona de alta tensión ante las amenazas de cierre por parte de Irán en respuesta a los ataques israelíes. Este estrecho, que conecta el Golfo Pérsico con el Océano Índico, es crucial para el comercio mundial de petróleo, con un volumen diario que supera los 21 millones de barriles, aproximadamente el 20% del consumo global.
Su importancia radica en que es la única vía marítima para exportaciones desde países como Arabia Saudita, Irak y Emiratos Árabes Unidos. La comunidad internacional teme que un cierre prolongado pueda disparar los precios del petróleo por encima de los 100 dólares por barril, afectando la economía mundial y, en particular, a países como Chile, que importan casi toda su energía.
Expertos advierten que la simple amenaza ya genera volatilidad en los mercados energéticos. La posibilidad de un bloqueo total podría tener consecuencias severas para la estabilidad económica global, elevando los costos de combustibles y poniendo en riesgo la seguridad energética de múltiples naciones. Las autoridades chilenas han expresado su preocupación ante este escenario, considerando sus posibles impactos inflacionarios y en los precios internos.
El ministro de Hacienda y analistas económicos señalaron que esta situación incrementa la incertidumbre económica mundial y puede traducirse en mayores costos para Chile. Investigadores del sector energético también alertaron sobre las implicancias en el comercio marítimo y los fletes internacionales, aunque algunos consideran que aún prevalece una fase de espera ante la incertidumbre.
En definitiva, si bien aún no hay un cierre efectivo del estrecho, la tensión continúa alimentando riesgos que podrían traducirse en una crisis energética global si la situación se intensifica o se prolonga en el tiempo.